sábado, junio 30, 2018

Diversidad en el Reino de Dios!



“¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios”.(1)
No erréis, “porque la ley condena a muerte, pero el espíritu de Dios, da vida” (2)
Es decir, cuando se habla de cristianismo hay que enfocarlo desde su centro, la raiz, la esencia del movimiento: el amor. “Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy. Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve(3)
En las palabras de Cristo mismo, “Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos. Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos? Y si saludáis a vuestros hermanos solamente, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen también así los gentiles?(4).
Es decir, condenar a los que se echan con varones y hacerlos no merecedores del Reino de Dios y dignos recipientes del castigo de no entrar al cielo es solamente un décimo de la lista, nos olvidamos que si aplicamos la ley, los fornicarios, los idólatras, los adúlteros, los afeminados, los ladrones, los avaros, los borrachos, los maldicientes (persona que tiene la costumbre de maldecir ó hablar mal de los demás) y los estafadores tampoco entrarán.
El espíritu de Dios da vida. El espíritu de Dios nos enseña a “no juzgar para que no seáis juzgados. Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados; y con la medida con que medís, os volverán á medir. Y ¿por qué miras la mota que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu ojo? O ¿cómo dirás á tu hermano: Espera, echaré de tu ojo la mota, y he aquí la viga en tu ojo? Hipócrita! echa primero la viga de tu ojo, y entonces mirarás en echar la mota del ojo de tu hermano. (5)

Es el momento de no agitar las almas a contención, no mover los corazones a odio, no dividir, sino darnos cuenta que “el cuerpo es uno y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también Cristo..., el cuerpo no es un solo miembro, sino muchos. Si dijere el pie: Porque no soy mano, no soy del cuerpo, ¿por eso no será del cuerpo? Y si dijere la oreja: Porque no soy ojo, no soy del cuerpo, ¿por eso no será del cuerpo? Si todo el cuerpo fuese ojo, ¿dónde estaría el oído? Si todo fuese oído, ¿dónde estaría el olfato? Mas ahora Dios ha colocado los miembros cada uno de ellos en el cuerpo, como él quiso. Porque si todos fueran un solo miembro, ¿dónde estaría el cuerpo? Pero ahora son muchos los miembros, pero el cuerpo es uno solo. Ni el ojo puede decir a la mano: No te necesito, ni tampoco la cabeza a los pies: No tengo necesidad de vosotros. Antes bien los miembros del cuerpo que parecen más débiles, son los más necesarios; y a aquellos del cuerpo que nos parecen menos dignos, a éstos vestimos más dignamente; y los que en nosotros son menos decorosos, se tratan con más decoro. Porque los que en nosotros son más decorosos, no tienen necesidad; pero Dios ordenó el cuerpo, dando más abundante honor al que le faltaba, para que no haya desavenencia en el cuerpo, sino que los miembros todos se preocupen los unos por los otros. De manera que si un miembro padece, todos los miembros se duelen con él, y si un miembro recibe honra, todos los miembros con él se gozan” (6)
Se ha venido predicando un evangelio diferente al evangelio de amor que Cristo enseñó. Se ha venido predicando un evangelio de division de parte de gente que no tiene el espíritu (7), de vuestro padre el diablo (8).

Es el momento de entender de manera clara, perfecta, inequívoca, que la diversidad: orejas, ojos, pies, manos, cabeza, corazón, son necesarios para la existencia del hombre. De la misma manera, la comunidad de Cristo debe sostenerse en la diversidad de sus miembros y “los miembros del cuerpo que parecen más débiles, son los más necesarios; y a aquellos del cuerpo que nos parecen menos dignos, a éstos vestimos más dignamente; y los que en nosotros son menos decorosos, se tratan con más decoro(9)
  
(1) 1Corintios 6:9
(2) 2 Corintios 3: 6
(3) 1 Corintios 13: 1-3
(4) Mateo 5:44-47
(5) Mateo 7: 1-5
(6) 1 Corintios 12: 12-26
(7) Judas 1: 18-19
(8) Juan 8:44
(9) 1 Corintios 12: 22-23